Los juegos tradicionales nos parecieron tan, tan y tan interesantes que hemos vuelto a jugar. La Real Academia de la Lengua Española define jugar como “hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades”, y si además son juegos de los de siempre, de esos que se juegan de generación en generación y no se pierden con el tiempo, pues mejor. Así que estuvimos otro día con ellos, y en este caso, nos tocó conocer y jugar con el diábolo y con peonzas. Además estuvimos con el paracaídas, un fantástico y divertido juego colaborativo.
DIÁBOLO. Es un juego básico de malabares. Está formado por dos semiesferas huecas unidas por un eje metálico, por allí se pasa una cuerda amarrada a dos palos que son los que maneja el jugador. El juego consiste en hacer girar a este objeto sobre sí mismo impulsándolo con la cuerda. Con él se desarrolla la coordinación mano-ojo, equilibrio y coordinación motora.
PEONZA. Es uno de los juegos más populares y también uno de los más antiguos y que perdura en el tiempo. Tiene forma de pera y posee una punta metálica. Se necesita una cuerda o cordel para enrollarlo alrededor y después lanzarlo al suelo para que gire sobre la punta. Se necesita habilidad, control y paciencia entre otras cosas.
PARACAIDAS. Lo que se utiliza para el juego es un paracaídas con franjas de diferentes colores (rojo, verde, azul, amarillo, verde) que suele tener un hueco central y asas para poder agarrarlo y moverlo. El primer paso es aprender a inflarlo y después ya se puede jugar con todas las variedades que se quiera. Fomenta el trabajo en equipo.
Ahora toca jugar, porque además de que no tiene edad es beneficioso para todos y todas.


